Veinte años del euro

El pasado 1 de enero, el euro celebró su vigésimo aniversario. Fue el 1 de enero de 1999, cuando el euro comenzaba a operar en los mercados financieros mundiales, pasando a ser la moneda oficial de los países pertenecientes a la Unión Monetaria Europea. Sin embargo, hasta el 1 de enero de 2002, dicho cambio no se produjo oficialmente en nuestro país, diciendo por última vez adiós a la peseta. A pesar de ello, el euro y la peseta convivieron como moneda de cambio hasta marzo de ese mismo año.
 
Se constituyó el Eurosistema, el cual era el organismo responsable de definir la política monetaria, y estaba formado por el Banco Central Europeo y todos los bancos centrales de los países de la zona del euro.

El entonces comisario europeo de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, afirmó en 1998: "El euro suprimirá la inestabilidad monetaria, reducirá los costes de las empresas y garantizará los tipos de interés bajos y estables". Se consideraba que la entrada en la Zona Euro traería consigo numerosas ventajas, mejorando así la situación económica, debido a que sería más fácil comerciar con los europeos si utilizaban una divisa común.

Para los ciudadanos, los mayores avances eran: la reducción de los costes de los viajes a otros países de la Unión Europea, gracias al mismo valor de la moneda, y además, la bajada del tipo de interés, el cual reducirá el precio de los préstamos y de la inflación. Otra ventaja del cambio, es devolver la soberanía monetaria a algunos países de la Eurozona, pudiéndose así realizar un ajuste del tipo de cambio nominal para recuperar la competitividad de forma rápida, una vez que aparecen los desequilibrios. Además, el euro comenzaba a adquirir una gran apreciación en comparación con el dólar, convirtiéndose así en la segunda divisa de reserva del mundo. Parecía que con el nuevo sistema éramos capaces de dominar la economía, dejando atrás la crisis.

Sin embargo, iba a ser un cambio complicado, debido a que las economías de los distintos países de la zona euro no crecían en igual proporción, y además, existían varias divergencias en la productividad de los mismos. A pesar de esta visión esperanzadora en el cambio monetario, se han ido presentado numerosas dificultades con el paso del tiempo.

En un principio, los principales efectos del cambio fueron una subida en los precios, lo que provocó una inflación en torno al 4%, junto con la inflación de la burbuja inmobiliaria, debido a una liquidez desmedida a prácticamente tipo de interés real cero, lo que proporcionó altos índices de crecimiento del PIB. El llamado tipo de cambio efectivo real, ponderado por sus diferenciales de inflación, costes laborales y de productividad con sus competidores principales, cayeron durante los primeros años del cambio monetario, junto con las medidas en costes laborales unitarios y las medidas en precios de consumo.
 
Pero el mayor impacto económico fue la crisis que se produjo en 2008, la crisis más grave a la que el mundo se ha enfrentado desde los años 30, y que provocó una depresión adicional posterior muy dura, que afectó a la zona euro. Dicha crisis ha tenido unas consecuencias económicas y sociales muy fuertes, como el aumento en los niveles de desempleo, la inhibición de la inversión pública y privada, la productividad erosionada, un menor crecimiento de la productividad, un descenso del PIB, entre otras. De esta forma, el euro iba perdiendo la gran apreciación que había obtenido en un principio, provocando incluso que se reclamara, por parte de expertos y no tan expertos, la vuelta de la peseta.

Hoy en día, el Responsable de Economía de Analistas Financieros Internacionales, Gonzalo García, considera que nuestro país ha conseguido salir de esta época de recesión, debido al cambio de una serie de índices muy importantes en la economía, como la subida del PIB per cápita de un 20% desde el año 1999.

Sin embargo, la celebración del 20 aniversario de la entrada del euro, se ha visto empañada por la inestabilidad económica que hoy en día caracteriza a nuestro país. La moneda común ha ido arrastrando desequilibrios notables desde su entrada en los mercados financieros, provocando la necesidad de realizar una reforma en su estructura; sin embargo, existe una gran dificultad para cerrar un consenso al respecto entre los 19 países que integran la zona euro.

Son una serie de factores, que influyen sobre la economía, los que explican esta situación de tambaleo del euro, como son la pérdida de confianza en las instituciones, el auge del populismo, altos niveles de desempleo, destacando sobre todo en los últimos meses el Brexit. Además, los altibajos de la cotización de la moneda común registrado en los últimos años y era considerada como una amenaza de desaparición. Su valor, tras la crisis, fue acercándose cada vez más a la divisa americana; sin embargo, en los últimos años se ha estabilizado, aunque continúa por debajo del valor que empezó a cotizar.

Para una solución a la actual desestabilidad del euro, presentan la necesidad de una reforma, junto con la continuación de moldear las instituciones comunes. Dicho proceso debe venir acompañado de la confianza entre los distintos miembros del euro, y debe ser aprovechado para sentar las bases del mismo. Por lo tanto, se debe llevar acabo una reforma en la economía, junto con el desarrollo de procesos que se realizaron el país americano durante su periodo de implantación del dólar, para que de esta forma se alcance la estabilidad.





Fuentes:

 
  
  
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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